Dejen que les platiqué lo que hice
el último fin de semana con mis muelas del juicio puestas.
El viernes:Salí con un chico bien lindo, sencillo y super sensible a tomar chela, como siempre.
Después de dar unas cuantas vueltas por la ciudad en un desquiciado viernes de quincena y con lluvia, llegamos a Coyoacán, que se ha vuelto un lugar común entre él y yo. Nos apostamos en la única mesa libre del lugar y comenzamos a pedir caguama tras caguama de Victoria, mientras las horas se comían la noche y la música (además de nuestro estado etílico) evitaba que escucharamos por completo lo que cada quien acotaba a una infinidad de temas que surgían de su boca o de mi mente.
Después de que nos dimos cuenta de que ya era tarde y de que él recordara que trabajaba en sábado, nos salimos del lugar. Me trajo a mi casa sin contratiempos, pero con mucha plática y miradas de ¿y ahora que pasará?
Me dejó en la puerta me dio un par de abrazos y unos lindos besos de despedida. Neta fue muy lindo besarlo. Tenía tantas ganas de hacerlo y tantos años de aguantarmelas.
El sábado:
Después de recibir un medio regaño de parte de mi mamá, por la llegada del día anterior (3 am en viernes) la fui a alcanzar a la casa de mis abuelitos. Comimos unos ricos tacos de cecina enchilada y me confesó que se iba a un concierto con su mejor amiga, por lo que yo estaba solitaria a partir de las 7.30 pm.
Después de despedirla, me regresé a mi casa a dizque arreglarme porque Nalla y yo ya habíamos quedado de salir. Mi hermanita (después de una larga espera) pasó por mi para llegar al Milán a despedir a mi amiguito Luis Alberto, que en estos momentos está en Montreal, Canadá. De ahí nos fuimos a alcanzar a unos amigos al Centro Cultural España, pero como ni nos dejaron entrar, nos movimos a El Jacalito, un lugarcito en la Roma donde va la banda sin mucho varo y que le gusta una que otra rola buena.
Llegué a mi casa como a las 4 am, pero me encontré a mi exnovio y me convenció para que me tomara una chela con él en el depa de arriba. Como a la hora me bajé porque me moría de sueño. Y cuando me acompañó a mi house nos dimos unos besos, ja, inimaginable antes. Ahora se me hace sencillo, sin complicaciones, claro porque ahora no me interesa. Antes hubiera sido catastrófico.
El domingo:
Fuimos a comer enchiladas con mi tía, cerramos el negocio, me dormí toooda la tarde y después de mirar el triunfo de la sub17 mi ma nos invitó un café en la Alameda de la Santa María. Me tomé un mochaccino frío.Mmmm, delicioso.
Y por último unos esquites con mayonesa.
Y pues nada, que este fue el
último fin con mis terceros molares, los cuales creo, se
diviertieron tantito. Ja