miércoles, septiembre 27, 2006

Simple y claro,
aunque ahorita sean palabras,
los colores se funden, sin pensarlo,
es rosa,

pero fue rojo brillante, escarlata
y blanco, nieve, marfil o mármol.
Fuimos tú y yo, mezclados

lunes, septiembre 18, 2006

A veces no sé que pasa por mi mente, pero quisiera estar acostada en mi cama, mirando al techo, intentando que nada nuble mi visión, y si alguna lágrima se atreve a salir, que rápidamente ruede del rabillo del ojo hasta la almohada que sostiene mi cabeza.
A veces quisiera correr por la calle sin pensar si vienen autos, gente, perros, simplemente sentir como el viento se filtra entre mis brazos y mi cuerpo y el sudor comienza a mojar mi cabello, escurriendo por mi cara.
A veces quisiera comerte a besos al momento de verte en el umbral de la puerta o al volante del auto, pero también quisiera alejarte lo más posible de mi y no volverte a ver, ni hablar, ni sentir.
A veces lloro cuando la presión en mi pecho y mi garganta es muy fuerte, cuando es imposible mantener la cara erguida, cuando es imposible que salga la voz o cuando miro el reflejo de mi rostro en el espejo.

martes, septiembre 05, 2006

temporada de membrillos

Sentada, sobre la banqueta donde descansa el caballito de Sebastián, mordía un membrillo. Este era amarillo, jugoso, ácido, fragante. Lo mordía escuchando como crujía su piel bajo mis dientes y como la saliva que segregaban mis glándulas hacían que el pedazo que masticaba fuera más fácil de comer. Apenas comenzaba a lloviznar. Unas pequeñas gotitas mojaban mis jeans, mi sueter, mi bolsa. Fue momento de sacar mi paragüas, o como tú dices, sombrilla. Lo extendí con una mano, mientras con la otra le subía a una canción de los bunkers: Llueve sobre la ciudad. Lo que restaba de membrillo, descansaba sobre mis piernas. Guardé el ipod en el bolsillo de mi pantalón y seguí mordiendo mi fruto. La lluvia comenzaba a arreciar y miraba el reloj de manera casi molesta, creyendo que así llegarías más pronto.

...Yo, sentada sobre Reforma y Bucareli, comenzando a empaparme, con el corazón de un membrillo entre las piernas y el paragüas sostenido con la mano izquierda. Esperando.

...Yo, de pie, con el paragüas escurriendo, el agua mojándome los tenis, el corazón del membrillo entre los dedos de mi mano derecha y mi bolso en el hombro izquierdo. Esperando.

...Yo, completamente mojada, mirando el reloj y vigilando Cuauhtémoc, con el paragüas cerrado por su insuficiente ayuda debido al aguacero que estaba cayendo, el corazón del membrillo arrastrado por la corriente de agua que se formó a lo largo de Reforma. Desesperando.

...Yo, enfilando hacia el Monumento a la Revolución con un taxi pisándome los talones.

...Tú, corriendo hacia mi, después de bajar del taxi que casi me atropella.



Unos cuantos cartones que incitan a la reflexión, aunque no es muy necesario reflexionar lo que es evidente

lunes, septiembre 04, 2006


Atizapan
1 am
Jueves 31 agosto
En el coche, fuera de una vulcanizadora, esperando que terminaran de parchar la llanta que se nos acababa de ponchar en periférico.
Mi novio con Man dentro de la vulcanizadora y yo, con mucho frío y tomando fotos con el móvil.