:-(

Que raro post el de ayer, pero la neta, cuando me metí
a internet ya el domingo en la madrugada, muchos sentimientos se agolpaban en mi
cabeza y al único que podía culpar era a Mercurio. Te juro que no sé si sea
verdad lo del curso de los astros y como influyen en nuestras conductas, pero es
chido culpar a aquellos planetas, estrellitas o figuras en el manto estelar,
para no hacerse responsable de lo que decimos o no hacemos. Y aunque intento no
hacerle caso a mi horóscopo, esta es la tercera entrada que habla de astrología.
Increíble para alguien que no cree en ella, no?
Pues sí, te digo que el sábado me fue bastante mal. Me
quedé sin varo para la semana, lo que significa que voy a tener que ordeñar
nuevamente mi reducida cuenta del banco, y no quiero hablar con mis amigas
para explicar lo que he venido explicando hace ya bastantes meses. Me enoja no
sentir la empatía que yo intento demostrar cuando me cuentan algo. A veces
quisiera poder hablar y hablar y hablar, desahogarme, y explicar todo lo que
siento cuando se me va el sueño o cuando no encuentro suficientes razones para
sentirme orgullosa de mí misma. Decir que muchas veces no sé ni donde estoy
parada ni lo que realmente me emociona de mi vida. Sin embargo, me toca escuchar
que alguien se quiere cambiar de chamba, que alguien se cambió de depa, que a
alguien le va bien con su galán, que a alguien le va pocamadre en el
trabajo, etc. Y no es que me moleste escuchar lo que mis amigos me quieren
platicar, pero quiero que alguien me escuche sin que se aburra o vea que no me
está haciendo caso.
No sé, tal vez, el escucharme da pereza. Y al
pensarlo ya ni quiero hablar. ¿Sabes? Sólo quisiera que alguien oyera un
poco, sólo un poquito, y claro que me abrazara para no sentir
el desasosiego que me embarga desde hace
tiempo.