jueves, mayo 10, 2007

Hoy pensé en como el domingo, los relámpagos recortaban el cielo. Como de pronto, y de la nada, surgía una brecha en el firmamento gris que iba abriéndose paso por las nubes, repletas de agua. Mientras el cielo se llenaba de nervaduras plateadas, calientes, letales, acá abajo, en la tierra, 60 mil mortales bailaban, arrejuntándose unos a otros, para no sentir lo frío de la lluvia, al compás del café más ruidoso: Café Tacuba.
Y durante un buen rato el aguacero continuó. Si alzabas la vista podías observar como las gotas tupidas bajaban sin parar. Mi rostro, sabía salado, el fleco se me pegaba cual lapa a la frente, y el maquillaje en mis ojos, había desaparecido, a excepción del rimel de 3 pesos del tianguis. Pero no podía dejar de brincar.
Al abrir la participación, la banda, había tocado No controles, para la mitad de la presentación ya se habían escuchado Las flores, Ingrata, La chica banda. También Mediodía, Eres, Déjate Caer. Para cerrar un breve concierto, excedido del tiempo preestablecido con un Pinche Juan sin letra, El baile y el saló
n y un recuento, hecho por Rubén, frontman del Café, de todas las bandas que se presentaron en la emisión del 2007 del Vive Latino.
Cuando hubo terminado el show, la ropa comenzaba a secarse. Mis gafas se mostraban empañadas y el sudor con lluvia ácida se absorvía en mi piel. Tenía frío, pues la sudadera rosa que se me había ocurrido usar, no cubría lo suf
iciente, y mis piecitos, por portar flats, además de sucios, chapaleaban en su lugar, pero la sonrisa no se borraba, y la voz no regresaba. Valió la pena la espera de dos años. Café Tacuba, de nueva cuenta, me había dejado afónica.

1 comentario:

Garash dijo...

Lo mejor fue ver el gusto que tenían en tocar de nuevo juntos.

Saludos!