martes, julio 26, 2005

Renuncia


Pensé que este día no llegaría así. Cuando
escuchaba una vocecilla que me decía que renunciara hoy, no la quería oir, claro
que cuando me levanté en la mañana, al bañarme, lo primero que en mi mente
escuchaba era a mi voz pronunciar: Vengo a renunciar.

Obvio, en el metrobus no pensaba ya en eso, sino
estaba preocupada porque podían pisar mis piecitos que calzaban zapatitos
blancos abiertos, o que ya era tarde, o en el disco de los Fugees que escuchaba
con bastante alegría.

Bajé en Poliforum y vi a
una compañera, esperamos a que el semáforo se pusiera en verde para
atravesar Insurgentes. Subí las escaleras teniendo ya bien acelerado mi
corazón y cuando llegué al 4o. piso y vi a mi jefe, el
nerviosismo se me quitó. Lo saludé y simplemente le dije que iba
a renunciar, hoy.

Sólo miró su reloj y me dijo que fuera a
RH. Los trámites fueron divertidos porque por primera vez conocí los pisos
de los que consta la empresa donde laboré 18 meses y que nunca pude
recorrer.

Me despedí de los que valía la pena hacerlo. Y
sólo una cosa rondaba (y ronda, claro) mi mente:

¿Y ahora que sigue?... Pues Europa. Ja.

No hay comentarios.: