déjenme contarles que conseguí trabajo, se trataba de ser relaciones públicas de un centro de capacitación en el área ideomática, el corporativo está en polanco, y me quedaba super cerca de mi nuevo hogar, a sólo dos estaciones de metro, pero, aunque pasé la capacitación, era deseada como excelente elemento, y según mi jefe, sólo nos capacitó por mi, porque era la que si daría el ancho en el trabajo, dejé de ir. Así, simplemente, el martes, o sea, ayer, ya no fui. La neta, de pronto, me di cuenta de que el trabajo no era lo que esperaba, no me gustaba el ambiente, completo y absurdamente panista, elitista, lleno de güeyes que no se sentían nacos, pero que se situaban muy lejos de ser burgueses, en fin, muy faroles, etc.
Y desde el martes me siento super mal. No mal por dejar un trabajo que no me convencía en lo mínimo, sino porque aparecieron millones de dudas con respecto a si encontraré un trabajo para mi, donde me sienta completamente bien, feliz, donde pueda buscar mi desarrollo real, donde pueda ejercer lo que he estudiado, donde me sienta orgullosa de mis logros, donde, en sólo ciertos días, tenga flojera por ir, donde crezca, donde sea plena.
Estas dudas, me hacen llorar, me hacen sentir desamparada, sola. Me hacen sentir que doy tumbos, chocando y chocando, pero nomás no anclándome a algo.
Estoy triste, aunque no estoy triste en todo, pues el sólo hecho de saber que cuanto vuelva a la casa, o cuando suene mi teléfono mi amor estará sonriéndome, abrazándome, besándome, me reconforta, me hace sentir que no todas mis decisiones son erróneas, que todo puede cambiar, que puedo ser feliz a su lado.
Chale, nomás que si estoy triste, joder!!!