lunes, septiembre 18, 2006

A veces no sé que pasa por mi mente, pero quisiera estar acostada en mi cama, mirando al techo, intentando que nada nuble mi visión, y si alguna lágrima se atreve a salir, que rápidamente ruede del rabillo del ojo hasta la almohada que sostiene mi cabeza.
A veces quisiera correr por la calle sin pensar si vienen autos, gente, perros, simplemente sentir como el viento se filtra entre mis brazos y mi cuerpo y el sudor comienza a mojar mi cabello, escurriendo por mi cara.
A veces quisiera comerte a besos al momento de verte en el umbral de la puerta o al volante del auto, pero también quisiera alejarte lo más posible de mi y no volverte a ver, ni hablar, ni sentir.
A veces lloro cuando la presión en mi pecho y mi garganta es muy fuerte, cuando es imposible mantener la cara erguida, cuando es imposible que salga la voz o cuando miro el reflejo de mi rostro en el espejo.

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